“Logré mantenerme firme de nuevo en mis propios pies”
Francisca María Borrero, conocida por sus allegados como “Pachita”, fue diagnosticada con diabetes mellitus tipo 2 hace 32 años. Hoy, a sus 66 años comparte un fragmento de su historia:
"En diciembre del año 2004 me fracturé el hueso calcáneo del pie izquierdo, los médicos decidieron realizar una intervención quirúrgica y colocarme material de osteosíntesis. Días después de la cirugía, al retirar los puntos notaron que la herida quedó abierta. Fue en ese momento, cuando el panorama parecía complicarse".
“Pachita”, pese a que es una persona que se caracteriza por ser alegre y muy activa se sintió algo inquieta por lo sucedido, entonces se procedió a iniciar un proceso de curaciones diarias muy estrictas para ayudar a lo que en medicina se conoce como “cicatrización de segunda intención”, es decir, darle tiempo a que la herida cicatrizara por sí sola. Pero, cuenta la Sra. Francisca, con la expresión en su rostro tranquila y pausada, que “esto nunca sucedió, por el contrario la herida cada día se ulceraba más y se fue incrementando la dificultad hasta para realizar mis actividades básicas diarias por mí misma”.
Luego de esta complicación, “fui llevada nuevamente a sala de cirugía para retirar el material de osteosíntesis, pero esa no fue la solución, la herida seguía ulcerándose. Fue hasta ese día que tomé conciencia del mal manejo que estaba llevando de la diabetes”.
Para “Pachita”

, adaptarse a nuevos hábitos y seguir un tratamiento no era muy fácil, en ese entonces controlaba la diabetes con fármacos orales, pero desde el momento en que tomó conciencia de esta patología y se empoderó de su tratamiento se puso en manos de un equipo interdisciplinario para su atención y cuidado.
El médico familiar le formuló insulina para el control de la glicemia y acudió a una educadora en diabetes quién le enseñó la correcta aplicación de la insulina para un total aprovechamiento terapéutico. Así mismo, fue remitida a la nutricionista, quien le sugirió reorganizar su plan de alimentación por otras opciones saludables y deliciosas. Adicional a ello, incluyó en el cuidado integral una crema reparadora de tejido que a su vez le humectaba y le hidrataba sus pies.
“Al cabo de tres meses de estar operada, di mis primeros pasos, utilicé silla de ruedas, luego caminador hasta que logré mantenerme firme de nuevo en mis propios pies”, puntualiza Pachita con una leve pausa. “La parte emocional fue difícil de afrontar, mi fe en Dios, el incondicional amor de mi familia y amigos me mantuvieron firme en el propósito de salir adelante en esta complicada situación”.
Francisca, recobró su vitalidad, sigue siendo el ejemplo vivo de una mujer luchadora, alegre, dedicada a su hogar y no escatima en cuidar su salud, revisa sus pies a diario, los mantiene limpios, utiliza el calzado adecuado, sigue cada paso para medir la temperatura de sus pies para evitar una nueva complicación a futuro.
“Yo replico mi testimonio a todas las personas con diabetes para que tomen conciencia del cuidado integral de esta patología, no es una situación fácil de asimilar, pero la recomendación es gozarse el cuidado de la salud para que lleven una vida saludable, sin complicaciones y sobre todo feliz, como mi familia y yo.